19 de mayo de 2011

 Mario Benedetti - No te rindas
"No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo..."


 NEVER knowing if there's SOLID GROUND below       or         a HAND TO HOLD



So, what do you say to taking chances?

Perdida. Pero no tanto.

He llegado a la conclusión que las preguntas cuanto más breves y sencillas sean, más complejas serán las respuestas.
Los mejores ejemplos, al menos en mi caso, son:

¿Por qué?

¿CUÁNDO?

Si sé qué tengo que hacer, POR QUÉ no lo hago.
Me siento triste y no sé POR QUÉ
CUÁNDO será el día que diga "¡Lo logré!"
CUÁNDO me abandoné, me dejé estar.
No entiento POR QUÉ estoy tratando de "elegir" cuando no de opciones.
POR QUÉ CARAJOS NO ENTIENDO NADA.
CUANDO DEJÉ DE TENER LAS COSAS CLARAS.

A los 4 años sabía leer, a los 8 sabía lo que quería ser en el futuro y lo mantuve durante toda la vida hasta ese momento qué no sé cuál es (el que dejé de tener las cosas claras), a los 10/12 tenía más principios de los que ahora tengo. Era más SABIA. Si, no inteligente o madura. Era SABIA. Conocía lo que tenía que hacer y lo hacía. Conocía lo que no debía hacer y no lo hacía. Y no era simplemente una cuestión de obediencia a los padres. Mas allá de eso, razonaba.

¿Cuándo perdí esas capacidades?

No es perfeccionismo. Quizá pongo la mente en marcha, quinta a fondo y me paso de revoluciones.
Pero necesito un cambio, sé que lo necesito. Sé cómo hacerlo.
Eso es lo peor.
POR QUÉ no lo hago.
Aparentemente, porque no tengo ganas. Porque rechazo el esfuerzo. Supongo.
Al menos lo dejo por escrito. Y espero dentro de un tiempo volver a leer esto con una sonisa y decir
POBRE, ESTABA RE CHAPA.
O quizá vuelva y diga UH, ESTABA A TIEMPO. POR QUÉ NO LO HICE EN ESE MOMENTO.

Quién sabe CUANDO.

Igual, tengo esperanzas. Ya va a pasar.



La sensación de que el suelo se abre. La grieta está entre mis pies. A menos que elija de qué lado estar, la caída será inminente.

18 de mayo de 2011

Por debajo del umbral de la conciencia.

Salgo al patio de casa porque presiento que una gran tormenta se avecina, el cielo tornándose completamente a las escalas de grises. El pelo suelto que llevo empieza a hacer remolinos a causa del fuerte viento. Tengo frío porque en realidad estaba durmiendo y llevo puesto sólo un buzo. No me desperté por los ruidos. Me desperté escapando de un sueño; más que sueño era un suplicio.
Estoy caminando por el pasto terminando de abrir los ojos y veo pequeñas aves. Algunas quieren volar. Otras simulan dormir. También veo algunas que parecen haber muerto. Seguro fue la tormenta.
Entro al lavadero, está mi mamá moviéndose rápidamente. Y mi mente le indica a mi corazón que se acelere.

- Mamá, ma. Es lo que yo pienso, ¿no?

No puedo contener las lágrimas

-No hija. Quedate tranquila que ESO no es todavía.

Mis latidos se están normalizando. Si ella lo dice, tiene que ser así. Pero, no voy a mentir, estoy preocupada.
Miro por la ventana. El patio se está llenando de especies. Parecen animales. Quiero correr.

Vuelvo a la cama para lograr dormir y cambiar nuevamente de sueño.


Casa de campo. Estoy buscando a mi familia o a mi primo. No me doy cuenta. Un desconocido. Desconfío
pero estoy conversando con él. Altísimo, trigueño. Estoy mareada. Es la habitación de mis tíos pero me parece que la casa está deshabitada hace tiempo y no lo recuerdo. No entiendo, nos estamos besando. Tiene otras intenciones. Salgo corriendo. Veo todo gris. Entro al baño y está él. Llega toda mi familia, amigos de la familia. Le pido que se vaya, que se esconda. Estoy contenta de ver a mi familia entera.
Pero hay algo que me está angustiando. Veo un portaretratos. Es mi tío que "falleció". No puedo parar de llorar. Todos me abrazan. Pero mi tío no falleció. ¿Qué hago acá?

Ahora estoy en mi casa. En la entrada precisamente. Estoy forcejeando con un grupo de adolescentes que acaban de salir del colegio. Pero cada vez hay más gente. Desde primaria a secundaria. Me rio, sus uniformes con cuadrillé verde y rojos. Chombas blancas. Empiezo a correr y estoy en un patio. Reconozco a varios que en la secundaria estaban en tercer año cuando yo en primero. Deben haber repetido. Me acuesto
y está "ÉL" nuevamente. Me acuesto de costado, apoyo mi cabeza sobre la mano y le cuento todo esto que me está pasando. Aparento estar feliz, a gusto. Me quiere besar. Nos besamos. Me pongo triste.

DIOS, ya son las 8:00 am. Voy a llegar tarde a la oficina.

- ¿Dónde hay ibuprofeno?

- Fijate ahí, en ese mueble. ¿Qué pasa? ¿Te sentís bien hija?

- No, me siento muy mal. Me duele la cabeza. Tuve pesadillas toda la noche.

- Bueno, tranquila. Que tengas buen día.

- Gracias, chau.


Previo a lo relatado, soñé otras cosas peores. Incluso en lo relatado faltan detalles.
Siempre me llamaron la atención los sueños, les busco constantemente significado. Y me "aterra" a veces
pensar que son consecuencias de deseos reprimidos, últimos recuerdos, miedos y desechos del subconsciente.

Veremos que pasa esta noche...

17 de mayo de 2011

Alguna mala experiencia me habrá enseñado.

NUNCA te creas ESPECIAL o IMPRESCINDIBLE ni nada parecido.


Dales lo que quieren cuando quieren y será cuando vos más los quieras, que dejarán de quererte.

Quisiera querer pero no puedo. No por ahora.

El único derecho que tenemos y que sólo nosotros mismos podemos violar es el derecho a equivocarnos.

La mayor parte del tiempo queremos hacer el BIEN, pero el ERROR nos está esperando cruzado de brazos con una sonrisa irónica, fumando un habano y con una copa de whiskey en la mano. A veces tenemos las fuerzas y la capacidad de mirarlo de reojo y seguir de largo. Otras no. Pero de todas formas, luchamos e intentamos llegar al bien.

Sucede que en otras tantas ocaciones, somo nosotros que estando en la "casa" del BIEN, llamamos a este mafioso MAL para un encuentro. Uno pasional. Conocemos cada una de las consecuencias. Pero nos olvidamos que la CULPA luego nos hará un planteo que nos dejará la mente y el cuerpo débiles. La BRONCA nos visitará, junto con la TRISTEZA.

¿Quién no recibe de vez en cuando visitas indeseadas? Es cuestión de aguantarlas un rato, ofrecerles un refrigerio para luego despedirlas. ¿No es así?

Tenemos que ser capaces de reconocer cuándo nos equivocamos por imperfectos que somos y cuándo erramos por haber alimentado los pensamientos y sentimientos incorrectos.
En este último caso, las consecuencias pesan el doble.

Pero las ganas reinicidir son infinitas.

No pensé decirlo.

Somos seres humanos imperfectos. Nos enfermamos y nuestro cuerpo y salud tienen fecha de vencimiento.
No es ninguna novedad ni mucho menos. Afortunadamente la ciencia ha ido descubriendo y desarrollando tratamientos para la cura o mejoría de determinadas patologías para mejorar la "calidad de vida".
Pero el tratamiento más efectivo para cualquier dolencia física, psíquica o emocional está fuera del alcance de cualquier medicamento elaborado.

¿De qué se trata?

Bueno, del sentimiento más lindo que cualquier ser vivo puede experimentar: AMOR .
Ningún ser humano en su entera existencia puede evitar sentir y demostrar amor.


A su vez, es el sentimiento más versátil ya que puede hacernos llorar y reír fuertemente a la vez.
Puede lastimarnos al punto de dejar heridas profundas o sanarnos con tal solo un suspiro. 

Mientras lo escribo lo siento. Siento un cosquilleo por todo el cuerpo, esbozo una sonrisa, inclino la cabeza hacia un costado como gesto de estar a gusto e incluso suspiro.
Si, cualquiera que me viera en este momento pensaría "Esta chica está enamorada / de novia" o algo por el estilo. La realidad es que NO. Nada de eso.

Lo que sucede es que cuando pienso en todo lo que estar enamorado genera no puedo más que sonreir. Se me vienen a la mente recuerdos de miradas que me han derretido, abrazos que me han hecho querer vivir y morir en ese lugar, besos que me dejaron levitando por un largo tiempo, manos que aún hacen que tenga la sensación de reposar mi cabeza sobre un hombro querido.

Llegando a este punto, ese cosquilleo generalizado se concentra en mi garganta y comienza a tomar forma de barrera que bloquea el paso del aire. El proyecto de sonrisa, muere. Mi cabeza se endereza y mi suspiros transmutan en intentos de manterer la respiración.
Me doy cuenta que no recuerdo a las personas en si que formaron parte de esas hermosas e imborrables sensaciones. Me percato de haberlas descrito en un tiempo pasado. Caigo a la realidad que hoy en día no hay nadie que logre eso en mi (quizá si, pero eso lo desarrollaré en otra ocación).
A pesar de estar atravesando cierta tristeza o angustia, creo que eso es lo genial y hermoso del amor si hemos tenido la bendición de experimentarlo. Aunque estemos solos en el mundo, nos deja recuerdos fuertes para que nos acompañen. Aunque estemos sumamente tristes, nos da razones para al menos una vez al día sonreír. En caso de no tener fuerzas, es el brazo que nos dice "DALE, LEVANTATE. VOS PODES". Si estamos completamente perdidos y en oscuridad, nos provee un mapa, la luz para mirarlo y la brújula para emprender un nuevo camino. Interminable lista de beneficios.

El remedio a la enfermedad está. Depende de uno seguir el tratamiento.

Como todo medicamento, tiene contraindicaciones.
El amor es una droga que produce adicción permanente. Y una vez ingerido, circulará por nuestras venas hasta el día que expiremos.


No pensé decirlo pero...



¡QUIERO ENAMORARME ♥!





PD: "Deme dos cajas para llevar, por favor."

16 de mayo de 2011

El extraño ser.

Fue el día que tuvo la necesidad imperiosa de escribir. Porque si bien le encanta hablar y se destaca por su elocuencia, hubo un tiempo en el que se sintió muda. Incapaz de decir las cosas más simples o explicar las experiencias más complejas.

Un buen día un extraño ser microcóscopico invadió su ser. No tenía idea de qué se trataba pero no molestaba. Por ende decidió, quizá acertada quizá no, dejarlo. "Ya se va a ir, no soy de la clase de personas que albergan a estos seres", se dijo a si misma. Ilusa, no supo medir la dimensión que tomaría. Pero no es el punto, por ahora.

Era de esas mujeres impulsivas, versátil, de hacerse querer y odiar con facilidad. De tendencia a preocuparse en demasía por el medio que la rodea, especialmente sus más allegados. Inteligente, elegante, atractiva. Podría seguir describiéndola, como esas personas que pasan con perfume intenso y aunque no las conozcas te impregnan una sensación de saberlas, de haberlas tocado. Pero lo que dura el aroma del perfume es lo que dura la sensación. Un efímero momento que quedará en el inconciente.

Sin embargo, vuelvo al extraño ser microscópico, que crecía y cada vez eran más recurrentes sus visitas. Quería hacerse notar. Y lo lograba. "Tranquila Amelia, tranquila", se repetía. Sin que nadie la escuche, porque ella era una persona fuerte. Era un pilar que sostenía al resto. Derramaba un par de lágrimas, pero medía el tiempo. Lloraba lo suficiente como para descomprimir su esternón pero se detenía antes que su nariz de transformara en la de un mismísimo payaso y que alguien pudiera notarlo. De más está decir que la rodeaban familiares. Y ni hablar de amigos. Si, ellos se consideraban amigos de ella.


Amelia inflexionó y empezó a permitir que ese extraño ser fuese su única compañía. Nadie lo sabía, pero esa era su doble vida. Una ferviente sonrisa y frente alta ante el mundo. Pero no, ella en realidad se sentía oscura, inncesaria, incapaz, detestable, infeliz, MUERTA. Si, la vida para ella era un término físico. El latido del corazón y el sistema respiratorio. Aunque ambos desfallecían cada vez, un poco más ante la aparición del extraño ser, que claramente ya no era microscópico. Era intenso, tanto que no podía desarraigarse de él.

-"¡BASTA! ¿Qué querés de mí? ¿Qué te hice?"

- "Quiero consumirte, quiero hacerte morir. Quiero que perezcan tus pensamientos y sentimientos más profundos de una vez por todas. No sos lo que eras ni volverás a serlo. Aceptalo. Sos mía y nada más que mía. Ahora y para siempre. O lo que dures".

Dos sesiones duró Amelia en la psicóloga, porque un día el extraño ser parecía haber desaparecido. Ahora entenderán por qué seguía siendo ilusa a pesar de su inteligencia.

¿Inteligencia? No. El extraño ser había consumido todas su virtudes.

Amelia era una isla. Y no precisamente una isla paradisíaca de la Polinesia. Una isla impenetrable. Se había hecho sorda a su propio sentido común, a su conciencia y a sus seres queridos. Se había hecho muda, ciega y por sobre todas las cosas, insensible. Su estado era calamitoso. Y me invaden unas tremendas ganas de llorar de solo pensarlo.


Hasta que Amelia un día despertó. Y en vez de acariciar a ese extraño ser (porque ya se había encariñado del de él cual síndrome de Estocolmo), decidió seguirle el juego. Ella triunfaba mientras él se mantenía calmo.
¿Triunfaba?

Amelia entendió que ese extraño ser contra el que luchaba, con el que se encariñó luego, mediante el cuál perdió amor y presente, era ella misma. Y nadie más.

Ahora todo estaba en sus manos, y latente estaban en ella las palabras "No sos lo que eras ni volverás a serlo. Aceptalo. Sos mía y nada más que mía. Ahora y para siempre. O lo que dures".


Y esta era la verdadera lucha. ¿Cómo ser lo que era? ¿Cómo permanecer?

Fue el día que tuvo la necesidad imperiosa de escribir.